a) Estudiante
sordociego congénito con nivel intelectual comprometido: Se requiere un nivel de
comunicación, con el cual podamos “trasmitir los conocimientos, las órdenes,
los mensajes”. Si no hay residuo visual, no hay residuo auditivo, se puede
realizar un juego en forma táctil, por ejemplo haciendo algo que le agrade como
por ejemplo que lo mezan, o que lo alcen, lo aprieten contra el cuerpo del
adulto, o girar.
b) Estudiante
sordociego adquirido con nivel intelectual comprometido: La existencia de residuos
visuales y/o auditivos.
La edad en la cual
apareció la sordoceguera.
El nivel educativo
alcanzado antes de la sordoceguera.
La situación emocional
(es decir, el “ajuste” a esta nueva situación).
El apoyo de la familia
(especialmente para la comunicación, quieren aprender y usar el sistema de
comunicación que usa la persona).
El sistema de
lectoescritura utilizado con anterioridad (braille o tinta) y su relación con
el residuo visual.
La progresión o evolución
de la perdida visual y auditiva (emocionalmente puede afectar y académicamente
implicara cambios).
c) Estudiante sordociego
adquirido con nivel intelectual comprometido: Puede suceder que la
interacción, la estimulación inicial adecuada, los residuos permitan la
adquisición de aprendizajes iniciales y el alumno sea capaz de “seguir un
currículo” especial o “regular” con apoyo pedagógico.
d) Estudiante
sordociego adquirido con nivel intelectual no comprometido: Este estudiante debe
contar con el apoyo de un guía intérprete. Se conoce como guía intérprete
a la
personan que interpreta una lengua a un sistema de comunicación, debe además
guiar a la persona sordociega, describir el ambiente donde se encuentre y
manejar sistemas comunicativos adaptados a las necesidades y requerimientos de
cada una de las personas sordociegas.