viernes, 21 de julio de 2023

II. EDUCACIÓN DE LAS PERSONAS SORDOCIEGAS


Para alcanzar una educación, las personas sordociegas congénitas o adquiridas deben hacer uso de su residuo visual y/o auditivo si existiera, con el apoyo de un audífono y/o lentes correctivos.

a)      MAESTROS:
  • Los docentes deben la diversidad de los estudiantes sordociegos y sus singulares necesidades educativas.
  • Los docentes deben contar con el conocimiento y las aptitudes necesarias para satisfacer las singulares necesidades educativas de los estudiantes sordociegos, abarcando a los que presentan otras discapacidades.
  • Los docentes deben tener el conocimiento y las aptitudes requeridas para desarrollar las capacidades comunicativas de los estudiantes.
  • Los docentes deben considerar a la familia como partícipes iguales en el desarrollo del plan educativo de los estudiantes sordociegos.
  • Los docentes deben tener conocimiento de las opciones educativas y de los soportes apropiados y necesarios para los estudiantes sordociegos durante el proceso de educación y transición.
 b) INCLUSIÓN EN EL AULA.
  • El aula de clases es el lugar de trabajo por excelencia, por tanto, ha de estar dotado de los recursos necesarios para el tratamiento apropiado de los estudiantes, especialmente de aquellos que presenten N.E.E. relacionadas con deficiencias visuales.
  • Un elemento esencial dentro del aula, es el mobiliario, que debe estar adaptado a las posibilidades de los estudiantes.
  • Especialmente significativo resulta la mesa de trabajo, que ha de ser regulable en altura e inclinación, para evitar posturas inadecuadas de los estudiantes con baja visión que puedan derivar en estereotipias o, en su defecto, se han de utilizar atriles y sillas regulables y giratorias. En cuanto a las dimensiones, el escritorio ha de ser lo suficientemente amplio para posibilitar el manejo de aparatos ópticos (lupas dobles y triples, lupas fijas con foco fijo o variable) y no ópticos.
  • Con respecto a la ubicación del niño/a en el aula ha de ser una decisión tomada tras una evaluación individual que cotejará diversos aspectos como la iluminación y la accesibilidad a zonas comunes, a la pizarra y a la mesa del profesor.
  • Nunca ha de negarse la movilidad del estudiante por el aula, sino que, al contrario, ha de fomentarse cuando esté justificado, es decir, que se desplace libremente por zonas comunes, como la salida, la mesa del profesor y los armarios donde guardan diversos materiales imprescindibles para el estudiante deficiente visual.
  • Los espacios libres y ocupado deben guardar un orden estable, de manera que los cambios que se realicen han de ser comunicados previamente, especialmente a los niños/as ciegos, para evitar posibles accidentes.
  • En referencia a los recursos personales, los agrupamientos flexibles y el trabajo en grupos cooperativos puede ser una estrategia didáctico-organizativa idónea de intervención educativa. Para ello, previamente el docente ha de verificar la aceptación social del estudiante dentro del grupo-clase y la aprobación de los instrumentos que utiliza.
  • El trabajo colaborativo entre los docentes y profesionales resulta igualmente apropiado, determinando una línea coherente de intervención que trascienda las barreras escolares e implique a la familia en la educación del estudiante, informando de los recursos especiales, funcionales y materiales que requiere su hijo, así como la ayuda que puede solicitar de ellos, y a otras instituciones del contexto.

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